Alfredo Despaigne, un pilar del equipo Cuba y de Granma en la Serie Nacional.
R.L.HEVIA
POR UZIEL GOMEZ
ESPECIAL PARA EL NUEVO HERALD
El béisbol cubano va cuesta abajo, como el país. Es la recurrente opinión de numerosos fanáticos y especialistas, atizada por la derrota en la final de la Copa Mundial ante Estados Unidos, y por el hecho de que no ganan un torneo importante desde 2006.
¿Qué necesita el pelotero cubano? Incentivo, motivación. Que le paguen lo que vale como profesional de alta competencia. Incentivo para desarrollar sus cualidades deportivas y vivir dignamente del fruto de su salario. Y eso, lamentablemente, sólo se obtiene fuera de Cuba.
Desde hace demasiado tiempo, medio siglo, los peloteros cubanos reciben un pago simbólico por su trabajo, que no le financia sus necesidades básicas.
Un pelotero profesional cubano gana, en promedio, 20 dólares al mes. Uso el término profesional porque se dedica exclusivamente al béisbol durante su vida deportiva activa.
Algunos jugadores destacados retirados reciben 300 CUC (peso convertible cubano), y como explica el ex entrenador de pitcheo de Pinar del Río y del Cuba B, Román Suárez, a los peloteros que van a un evento internacional les dan por una sola vez 300, 500, 1.000 o 5.000 CUC -según el resultado y competición-, como en el I Clásico Mundial de 2006, cuando fueron subcampeones.
William Valdés, entrenador cubano de pitcheo de la MLB, conoció a peloteros del equipo Cuba que viajaban cargados con las conocidas pastillas PPG, ron y tabaco para ganarse unos dólares.
También venden la ropa deportiva que les entregan y accesorios como gorras y zapatillas, tal como lo hizo Pedro Luis Lazo, quien vendió su jersey número 99 en 6.000 dólares taiwaneses, luego de participar en la final de la Copa Mundial en Taipei en 2007.
Los cubanos viajan con una lista de las cosas que deben comprarle a sus familias y amigos, y en algunos casos les entregan el último día el viático y deben ir apurados, estresados y vigilados a las tiendas.
"Eso verdaderamente acaba con el jugador cubano", denuncia Valdés.
Es frecuente ver a viejas glorias del deporte cubano en situaciones paupérrimas y de abandono, y a algunos peloteros más afortunados los envían como entrenadores al extranjero para ganarse el sustento de la familia.
Desde finales de los 80, cuando se derrumbó con el muro de Berlín todo el discurso del socialismo real de someter los estímulos materiales a los ideológicos, comenzó el declive de una forma de hacer deporte, en que el sacrificio por la patria, los ideales, la "revolución'' -en el caso cubano-, fueron insuficientes e inaceptables.
Casi 20 años después de la ruptura de ese paradigma en el mundo, y de la instauración casi global de una economía de mercado centrada en el consumo, en que se adquieren bienes y servicios mediante un pago -y no suministrados por el Estado-, a los peloteros cubanos no se les puede seguir "pagando'' con discursos y medallas de honor. No en 2009.
Ellos se enfrentan a jugadores profesionales que viven del béisbol, que tienen resueltas sus necesidades y que, o tienen altas expectativas laborales de movilidad social por los contratos de miles o millones de dólares al que pueden aspirar, o vienen de vuelta después de haber asegurado su vida económicamente.
Los jugadores de Nivel A que enfrentan los isleños ganan un sueldo mínimo de 850 dólares mensuales, los de AA reciben 1.500 dólares, y de Triple A, 2.150 dólares. Reitero, sueldo mínimo. Si hablamos de las Grandes Ligas, el sueldo base anual bordea los 400 mil dólares, y el promedio supera los dos millones de dólares.
Jaime Torres, agente de peloteros cubanos de Grandes Ligas, como José Ariel Contreras, Alexei Ramírez y Dayán Viciedo, explica que en las ligas de Dominicana, México, Venezuela o Puerto Rico, un jugador promedio puede ganar entre 5.000 y 10.000 dólares mensuales, dependiendo de su calidad y equipo.
"No se puede ni comentar. No sé qué decirle. No tengo palabras", responde ante la pregunta de qué le parecen los 20 dólares que ganan los cubanos.
¿Por qué Cuba no valoriza el trabajo de sus peloteros profesionales?
La respuesta está en la fuga masiva de jugadores, que suma varias decenas durante los últimos años, y que no parece detenerse, sino incrementar.
Una medalla, un abrazo del Presidente o los aplausos de los fanáticos no les llevan un plato de comida a la mesa ni mantiene a sus hijos.
Es inaceptable que Cuba les pague a sus peloteros como si fueran mano de obra esclava.
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