POR JORGE EBRO / ENH
Por obra y gracia de sus puños, Yuriorkis Gamboa y Odlanier Solís recibieron la bendición de la Catedral del Boxeo luego de dos triunfos impresionantes por la vía rápida que confirmaron el ascenso de sus estrellas al más alto nivel.
Irónicamente, el hombre que les acompañó en su fuga para intentar el sueño de un título profesional, Yan Barthelemy, se fue no sólo con una derrota por nocaut, sino con la sensación de que su carrera no va a ninguna parte.
Apoyado por los miles asistentes al Madison Square Garden, Gamboa (16-0, 15 KO) fulminó a Whyber García en el cuarto asalto y el panameño tuvo que ser atendido rápidamente por un médico ante la andanada de proyectiles con que el guantanamero agujereó su defensa.
García (22-7, 15 KO) trató de moverse todo el tiempo para evitar las conexiones de Gamboa, pero al final no pudo hallar escondite para un primer derechazo que lo envió a la lona en el comienzo del cuarto asalto.
"Al principio me apuraba por derribar, pero he aprendido a estudiar a mi rival antes de descargar mi furia'', dijo Gamboa. "García trató de ser lo más inteligente. Yo lo estaba cazando, hasta que cayó''.
Luego de que Gamboa pusiera a resguardo su título, volvió a flotar la pregunta de un posible encuentro con el boricua Juan Manuel López, quien peleaba anoche al cierre de esta edición en el cierre de la velada.
"Todo aquel que dice que es mejor que yo, tiene que demostrarlo'', afirmó Gambóa. ‘‘Yo, por mi parte, quiero ser el mejor y todo lo que haga será para eso. Nada ni nadie me detendrá''.
Por su parte, Solís (15-0, 11 KO) no sólo se fue del Garden con un triunfo, sino con la sensación de haber puesto bien en alto su futuro y de ser considerado ya uno de los pesados en línea directa hacia un título mundial.
El habanero fue demasiado para Monte Barrett (34-8, 21 KO), quien cayó dos veces en la lona y no pudo ofrecer ninguna resistencia ante un oponente que lo buscó en cada momento y no le dio nada de tregua.
"Es cierto que él es un hombre de experiencia, pero yo hice mi trabajo sin importar nada más'', expresó Solís. "Siempre salgo a presionar a mi rival, sea quien sea, y no me preocupe por cómo se llame o qué trayectoria ha tenido''.
Desde que comenzó la pelea quedó claro que Solís llevaba la iniciativa y antes de que terminara el segundo asalta ya se advertía la inminencia del KO para Barrett, que en el pasado ofreció mejores demostraciones y ha sido varias veces serio aspirante a un título mundial.
Ahora, el aspirante más serio que pueda exister es el cubano.
"No voy a pensar en quién pueda ser mi próximo rival'', indicó el pesado, cuando se le preguntó si quería ir de inmediato por un cetro del orbe. "Eso es trabajo para mi promotor''.
El suyo, el turco Ahmet Oner, no perdió tiempo en responder: "el es el mejor e irá tras los mejores''.
El tercer cubano, Barthelemy (8-2, 1 KO), no tuvo igual suerte y cayó fulminado por un golpe de su rival, el estadounidense Jorge Díaz (10-0, 5 KO), cuando parecía que iba salir adelante en las boletas de los jueces.
Tan certera fue la conexión de Díaz al rostro de Barthelemy, justo cuando faltaban segundos para el final del combate, que estuvo tuvo que ser atendido de inmediato y no se recuperó bien pasados unos 10 minutos.
Más allá del golpe al cuerpo, esta derrota constituye un fuerte impacto en una carrera que no ido ni tan rápido ni tan segura como las de sus compatriotas Gamboa y Solís.
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