Septiembre 12, 2009
Tomado de Adelante.cu
Camagüey, - Rafael Ayala Freyre, otrora inicialista estelar del Tarafa de la Liga de Pedro Betancourt en Matanzas, el San Germán de la Liga Popular de Oriente y del Puerto Príncipe en Camagüey durante la década de los 50, falleció en esta ciudad en el día de ayer a la edad de 88 años.
Intenso promotor del béisbol y del rescate de su historia, Ayala fue precisamente la personalidad que lanzó la primera bola de la última Serie Provincial de su provincia natal como preparación del futuro campeonato nacional cubano y deja como continuador de su amplia carrera a su nieto Alexander Ayala, torpedero regular de Camagüey durante los últimos años.
Nacido el 8 de junio de 1921 en la calle Medio casi esquina a Carmen, Rafael Ayala creció en una familia de diez hermanos por lo cual rápidamente tuvo que trabajar como barnizador. Desde muy pequeño con inclinaciones por el béisbol, jugaba en la plazoleta de Bedoya y fue captado por el formador de talentos Gabriel Mola para el equipo Santa Ana, el mismo conjunto de donde surgió el afamado short stop Amado Ibáñez y donde lanzó el mártir revolucionario Cándido González Morales.
En el Santa Ana, con 17 años Ayala comenzó a despuntar como un recio bateador zurdo que lo llevaría a jugar a la Sociedad Maceo para negros y mestizos, y en ella fue dos veces campeón de bateo bajo el mando del técnico Rolando Pichardo.
Durante 12 años, jugara donde jugara, siempre retornó a esta asociación surgida en la división de clases y el racismo que subsistía en la Cuba de entonces.
Ya en los años 50, se desempeñó en pelota azucarera en el batey del central Jaronú de Camagüey, el Zaza del Medio de Las Villas o como refuerzo de Vertientes, junto a atletas tanto profesionales como amateurs, y además se enrola en el ejército donde su función era representar como pelotero a diferentes regimientos.
En Camagüey lo hace con el Regimiento 2 Ignacio Agramonte pero en busca de sustento usualmente viaja a La Cabaña o a Columbia y también inaugura la selección del Puerto Príncipe en el club Atlético de Camagüey.
El Puerto Príncipe sería el principal equipo profesional de su provincia durante los años (50 como heredero de su predecesor Cromo en los 40), y como home club recibían a selecciones de todas las ligas del país.
Cuando comenzaba la zafra azucarera, Ayala viajaba a Oriente y allí con el San Germán se coronó campeón en 1953 y se clasificó a Campeonato Amateur de la American Baseball Congreso en Michigan, Estados Unidos, donde terminó como Champion Bate.
En una entrevista hace unos meses recordaba: “Después de viajar casi una semana en autobús, casi sin comer en la carretera y no poder ni entrar a los baños de los blancos, los americanos nos hicieron entrenar bajo el frío de Michigan por la noche y bajo las luces. Había mucho racismo y menos mal que nos prestaron unas frazadas para taparnos en el dugout. Por eso pudieron ganarnos con una paliza de 14×6, porque estábamos tiesos del frío, pero al otro día cuando calentó el sol les colgamos los nueve ceros.”
En la Liga de Pedro Betancourt también fue campeón en 1954 con el Tarafa:
“Yo creo que fui uno de los pocos peloteros que jugó dos ligas al mismo tiempo. Entre el 53, 54 y 55, martes y viernes estaba dentro del torneo de las Fuerzas Armadas y viajaba en ómnibus hasta Pedro Betancourt en Matanzas para ser el cuarto bate de Tarafa los sábados y domingos. El dinero hacía mucha falta entonces y había que jugar donde se pudiera.”
“El mejor equipo que yo vi fue el Perseverancia. Era un atraco: tenía a Cuqui Rojas, Zoilo Versalles, Tony Haitiano González, Joe Tartabull y Kike Hernández. No sé como les pudimos ganar.”
Por su bateo en El Salvador recibió un trofeo de la Coca Cola y aún después de retirado del béisbol siguió practicando deportes después del triunfo de la Revolución.
Con 51 años, seguía como líder de los bateadores jugando softbol en la Embotelladora y hasta 1985 participó en varios campeonatos nacionales de la especialidad junto a Vicente Díaz, Sergio Ramírez y José Prado. En la actualidad era una de las glorias deportivas de antaño más vinculadas al Movimiento de Peñas Deportivas.
Así se recordó en la tarde de ayer al “zurdo del San Germán”, con esta larga hoja de servicios que incluyó las enseñanzas que legó a las nuevas generaciones de peloteros.
Merecedor del respeto y admiración de la familia del deporte, en su despedida lo acompañaron otras glorias como Agustín “Pillín” Díaz (Havana Cubans), Humberto Estrada (Marianao) y Omar Cuesta (Granjeros y Camagüey).
Humilde fue su existencia y con gratitud su pueblo recordará la modestia de otro gran hombre que engrandeció al béisbol.
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