Luis Javier Cuéllar.
C.M. GUERRERO / EL NUEVO HERALD
POR LUIS E. RANGEL
El sólo hecho de caminar por las canchas de tenis del Tropical Park en Miami le recuerda a Luis Javier Cuéllar porque abandonó a su familia en Cuba para perseguir un sueño que nunca hubiese podido concretar en la isla.
"Quería convertirme en un jugador profesional de tenis. Y allá era imposible. En Cuba no hay la oportunidad para hacerlo'', señaló Cuéllar, quien durante un torneo en México el año pasado decidió virar su destino hacia el norte, a Estados Unidos.
Se radicó en Miami y ahora desde la capital del sol, Cuéllar, quien llegó a integrar el equipo cubano de Copa Davis como la raqueta número uno de su país, espera que se le alumbre el camino hacia el objetivo que se trazó cuando apenas tenía nueve años en su natal Villa Clara.
"La idea es empezar a jugar otra vez y escalar posiciones'', apuntó el tenista de 21 años, cuya mejor posición en el ránking fue el 1,270 en abril del 2008.
Y para iniciar este ascenso ya tiene el bosquejo de sus primeros pasos.
"En un mes y medio aproximadamente va a empezar a jugar en torneos profesionales de Estados Unidos'', señaló su agente Carlos Pérez. "Ha recibido ya algunas invitaciones, pero él quiere primero ponerse a tono''.
Cuéllar está concentrado en ello. Practica en las canchas del Tamiami Park todos los días en la mañana, y en la tarde y la noche, se va para el gimnasio en su casa, donde precisamente coincide con un amigo que es conocido por la comunidad cubana de Miami, el boxeador Erislandy Lara.
Este programa de entrenamiento fue diseñado por su entrenador, el cubano Mario Tabares, quien llegó a ubicarse en el puesto número 106 del mundo en la categoría de dobles en 1993.
Con este plan bajo el brazo donde reposa su bolso negro, lleno de pelotas, raquetas y muchas ilusiones, Cuéllar, quien en una ocasión entrenó en Italia con el argentino Gastón Gaudio -ganador del Roland Garros del 2004--, espera cumplir sus primeras metas en el deporte profesional.
"Por ahora lo más importante será recabar puntos'', apuntó.
Pérez lo secundó. "La idea es que cuando termine este año ya esté entre los 1,000 primeros'', enfatizó su representante.
Y de ahí, Cuéllar echa a volar la imaginación. "¿Qué me gustaría lograr como tenista? Estar en el Top 10 y ganar algún Grand Slam'', manifestó.
Pero para que su sueño deje de ser una fantasía sabe que necesita mucho trabajo, particularmente el deslastre de las restricciones técnicas de la enseñanza de este deporte en Cuba.
"Allá en Cuba hay muchas limitaciones en ese sentido'', apuntó Cuéllar.
La técnica no es la única camisa de fuerza en contra del desarrollo del tenis en la isla.
"Las canchas están en muy mal estado. Y siempre hay carencia de pelotas y del equipo necesario para practicar este deporte. Es una pena porque allá hay muchos muchachos con talento para jugar'', señaló.
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